En una conversación difícil se llevan acabo realmente tres conversaciones

Al estudiar cientos de conversaciones de toda clase, hemos descubierto que existe una estructura que subyace a lo que esta pasando, y que el entender esa estructura en si misma es un poderoso primer paso en el mejoramiento de nuestro modo de manejar estas conversaciones. Resulta que, sin importar cual sea el team, nuestros pensamientos y sentimientos caben en las mismas tres categorías o “conversaciones”. Y en cada una de estas conversaciones cometemos errores predecibles, que distorsionan nuestros pensamientos y sentimientos y nos meten en problemas.

1. La conversación del “¿que paso?”. La mayoría de las conversaciones difíciles implican un desacuerdo sobre lo que paso o debió pasar. ¿Quién dijo y quien hizo que? ¿Quién tiene la razón, quien quería decir que, y quien tuvo la culpa? Estas

son discusiones verbales así como mentales.

2. La conversación de los sentimientos. En toda conversación difícil también se hacen y se responden preguntas sobre los sentimientos. ¿Mis sentimientos son validos? ¿Apropiados? ¿Debo reconocerlos o negarlos, ponerlos sobre la mesa o guardármelos? ¿Qué hago en relación con los sentimientos de otra persona? ¿Qué pasa si se siente furiosa o herida? Los pensamientos de las personas están cargados de sentimientos. Por ejemplo, ¿Así es como me da la gracias?, muestra rabia, y “Estoy bajo una presión tremenda”, revela ansiedad. Estos sentimientos no se expresan directamente en la conversación, pero se filtran de otros modos.

3. La conversación de la identidad. Esta es la conversación que cada uno de nosotros tiene consigo mismo sobre lo que significa la situación. Discutimos interiormente sobre si esta significa que somos o no competentes, buenas o malas personas, dignas de afecto o desagradables. ¿Qué impacto puede tener esto en nuestra propia imagen y autoestima, nuestro futuro y nuestro bienestar? Nuestras respuestas a estas preguntas determinan en gran medida si nos sentimos “equilibrados” durante la conversación o nos sentimos descentrados o ansiosos.

Toda conversación difícil implica enredarse en estas tres conversaciones de manera que para manejarlas con éxito es necesario aprender a desenvolverse eficazmente en estos tras campos. Manejar los tres simultáneamente puede parecer difícil, pero es mas fácil que afrontar las consecuencias de comprometerse a ciegas en conversaciones difíciles.

Fuente:

Stone, D., Patton, B. y Heen, S. 1999. Conversaciones difíciles. Bogota: Grupo Editorial Norma.